Secretos y mentiras
Cameron Todd Willingham
En 2004 el hogar de los Willingham se redujo a cenizas después de haber atravesado un enorme incendio. Durante ese proceso, las tres hijas que residían en el sitio perecieron a causa de las quemaduras, quedando señalado como posible culpable el padre de las mismas, Cameron. El motivo por el cual se le acusó fue el de haber estado cansado de cuidar a sus hijas, y que como remedio decidió ponerle fin a sus vidas. Debido a varios indicios de que el incendio había sido provocado, Cameron fue detenido y ejecutado. En 2009 el caso se reabrió, y se declaró que era insostenible y que las pruebas no eran suficientes como para haber llegado a ese dictamen.
Colin Campbell Ross
Ross estuvo involucrado en uno de los sucesos de mayor relevancia en el año 1922, el asesinato del callejón Gun. Una menor de edad llamada Alma Tirschke salió a buscar un paquete a casa de su tío, pero nunca regresó. Apareció al día siguiente sin su ropa y con signos de ultraje. Ross fue declarado culpable a pesar de que no existían suficientes pruebas para comprobarlos. Gracias a la indicación de un científico sobre la detección de un cabello en la cama de Ross parecido al de la joven Alma, fue sentenciado y ejecutado, quizás también por la fuerte presión de los medios de comunicación y la opinión pública. En 1998 se retomó el caso para comprobar su veracidad mediante pruebas forenses, el resultado fue que Ross era inocente puesto que el ADN no cuadraba con el encontrado en el cuerpo de la señorita Tirschke, por lo cual, fue perdonado post-mortem en 2008.
George Kelly
Esta fue quizás una de las más largas investigaciones elaboradas por la policía del Reino Unido, ya que abarcó cerca de 65.000 personas entrevistadas. Un robo en las afueras de un cine dejó muertos al gerente del mismo y a otro empleado. A lo largo de la pesquisa llegó una carta anónima donde se apuntaría a los posibles sospechosos del caso a cambio de inmunidad. La carta señalaba a Charles Conolly como el observador y a Kelly como el francotirador. No existió evidencia física ni hubo testigos, pero gracias a la presión de la policía Conolly admitió su culpabilidad y fue sentenciado a 10 años de prisión, mientras que Kelly, quien afirmaba continuamente que era inocente, fue ejecutado en 1950. En 2003 llegó una confesión de parte de Daniel Johnson, quien había sido el verdadero autor del crimen.
Raymond Towler
Towler fue apresado como el culpable de haber cometido ultraje y ataque físico a dos menores de edad. La policía lo atrapó tras pagar una multa de tránsito, y fue detenido por parecerse al retrato hablado del culpable. Lo que se comprobó después de 29 años tras las rejas es que Towler no era el responsable del crimen gracias a una serie de pruebas de ADN. A pesar de que pudo emprender una demanda contra la corte y ganar más de 1 millón de dólares en compensación por lo sucedido, lo primero que hizo fue hacer una fiesta de pizza para celebrar su libertad sin resentimientos. Actualmente se dedica a la música y al arte.
Robin “El huracán” Carter
Uno de los casos más famosos por ser llevado a cabo de manera injusta, fue el de Robin Carter, un prometedor boxeador que fue acusado de asesinar a varios hombres. Muchos testigos oculares ubicaron el carro del boxeador en la escena del crimen, aunque faltaban pruebas determinantes como huellas dactilares. Al final, la corte decidió que Carter era inocente por falta de pruebas, y que había sido señalado por un tema de carácter racial, aunado a un examen de polígrafo deficiente.
Cameron Todd Willingham
En 2004 el hogar de los Willingham se redujo a cenizas después de haber atravesado un enorme incendio. Durante ese proceso, las tres hijas que residían en el sitio perecieron a causa de las quemaduras, quedando señalado como posible culpable el padre de las mismas, Cameron. El motivo por el cual se le acusó fue el de haber estado cansado de cuidar a sus hijas, y que como remedio decidió ponerle fin a sus vidas. Debido a varios indicios de que el incendio había sido provocado, Cameron fue detenido y ejecutado. En 2009 el caso se reabrió, y se declaró que era insostenible y que las pruebas no eran suficientes como para haber llegado a ese dictamen.
Colin Campbell Ross
Ross estuvo involucrado en uno de los sucesos de mayor relevancia en el año 1922, el asesinato del callejón Gun. Una menor de edad llamada Alma Tirschke salió a buscar un paquete a casa de su tío, pero nunca regresó. Apareció al día siguiente sin su ropa y con signos de ultraje. Ross fue declarado culpable a pesar de que no existían suficientes pruebas para comprobarlos. Gracias a la indicación de un científico sobre la detección de un cabello en la cama de Ross parecido al de la joven Alma, fue sentenciado y ejecutado, quizás también por la fuerte presión de los medios de comunicación y la opinión pública. En 1998 se retomó el caso para comprobar su veracidad mediante pruebas forenses, el resultado fue que Ross era inocente puesto que el ADN no cuadraba con el encontrado en el cuerpo de la señorita Tirschke, por lo cual, fue perdonado post-mortem en 2008.
George Kelly
Esta fue quizás una de las más largas investigaciones elaboradas por la policía del Reino Unido, ya que abarcó cerca de 65.000 personas entrevistadas. Un robo en las afueras de un cine dejó muertos al gerente del mismo y a otro empleado. A lo largo de la pesquisa llegó una carta anónima donde se apuntaría a los posibles sospechosos del caso a cambio de inmunidad. La carta señalaba a Charles Conolly como el observador y a Kelly como el francotirador. No existió evidencia física ni hubo testigos, pero gracias a la presión de la policía Conolly admitió su culpabilidad y fue sentenciado a 10 años de prisión, mientras que Kelly, quien afirmaba continuamente que era inocente, fue ejecutado en 1950. En 2003 llegó una confesión de parte de Daniel Johnson, quien había sido el verdadero autor del crimen.
Raymond Towler
Towler fue apresado como el culpable de haber cometido ultraje y ataque físico a dos menores de edad. La policía lo atrapó tras pagar una multa de tránsito, y fue detenido por parecerse al retrato hablado del culpable. Lo que se comprobó después de 29 años tras las rejas es que Towler no era el responsable del crimen gracias a una serie de pruebas de ADN. A pesar de que pudo emprender una demanda contra la corte y ganar más de 1 millón de dólares en compensación por lo sucedido, lo primero que hizo fue hacer una fiesta de pizza para celebrar su libertad sin resentimientos. Actualmente se dedica a la música y al arte.
Robin “El huracán” Carter
Uno de los casos más famosos por ser llevado a cabo de manera injusta, fue el de Robin Carter, un prometedor boxeador que fue acusado de asesinar a varios hombres. Muchos testigos oculares ubicaron el carro del boxeador en la escena del crimen, aunque faltaban pruebas determinantes como huellas dactilares. Al final, la corte decidió que Carter era inocente por falta de pruebas, y que había sido señalado por un tema de carácter racial, aunado a un examen de polígrafo deficiente.