Comenzó a boxear a los 17 años de edad debido a que su padre le decía que “no tenía cerebro”, por lo que era mejor que aprovechara su cuerpo. A los veintiocho años Rocky vivía en Filadelfia, Pennsylvania; entrenaba en el gimnasio de Mickey Goldmill para ser boxeador y se ganaba la vida trabajando para un delincuente local, Tony Gazzo. Su mejor amigo era Paulie Pennino, un tipo bastante pesimista y con mal carácter, pero que igualmente sentía un gran afecto hacia Rocky, su primer combate fue contra Samuel Casado, y fue derrotado en el primer asalto. Poco a poco la vida, la disciplina y los entrenamientos, lo llevaron a convertirse en uno de los peleadores más grandes que se había visto sobre el ring.